Meditación
En el blog anterior compartí un poco lo que pienso acerca de la belleza física y la belleza interior con el objetivo principal que, como mujer, te des cuenta de que eres hermosa y maravillosa tal cual y como eres.
Te comparto una mediación que he creado con mucho cariño y que he realizado junto a muchas chicas en talleres y círculos de mujeres, con el objetivo de acercarte un poco más a ti, a tu cuerpo y a tú ser interior.
He hecho algunas modificaciones, ya que al ejecutarla en talleres y círculos, también tiene otro objetivo y tiene otra dinámica, el cual no me parece óptimo compartirlo aquí si no tienes mi acompañamiento personal.
Encuentra un espacio cómodo donde sepas que nadie te va a interrumpir; pon música relajante y quizás aromatiza el ambiente con velas, aceites esenciales, etc.
Necesitarás:
– Una toalla grande donde te puedas sentar/acostar.
_ Una toalla pequeña para limpiarte las manos al terminar.
_ Crema o aceite para masajes.
Meditación: (Puedes escribirme y te la enviaré por voz)
Cierra los ojos y coloca la atención en tu respiración, inhala y exhala profundamente. Ahora, inhala x la nariz y exhala por la boca, procura que al exhalar escuches un sonido de ahhhhhhh que viene saliendo desde el centro de tú ser. Hazlo unas veces más. (Pausa)
Ahora, abre los ojos suavemente y continúa respirando por la nariz, lento y profundo.
Toma conciencia de tus pies, míralos, su forma, su color, detalla cada dedo en él, cada uña y contémplalos, sin juzgarlos. Toma un poco de aceite en tus manos y pásalos poco a poco en cada pie, masajéalos a tú propio ritmo. Puedes hacer masajes circulares, masajeando tus dedos, luego el talón , toma tu tiempo. (Pausa)
Ahora, agradece, agradece por tener ambos pies, porque cumplen con la tarea de sostenerte, de llevarte a todos lados. Agradece él soporto que son para tu cuerpo. Toma otra respiración.
Ahora, toma conciencia de tus piernas, tus rodillas y tus muslos. Nuevamente, toma aceite y comienza a masajearlos. A tu propio ritmo. Masajéalos de arriba hacia abajo, con movimientos suaves y sutiles. Contémplalos sin juzgarlos.
Toma un instante y agradece. Agradéceles por ser el pilar que sostiene tu cuerpo y que junto a tus pies, te llevan y traen a distintos lugares. Toma una respiración profunda.
Toma conciencia de tus rodillas y continúa respirando lento y profundo, masajéalas con amor, con ternura, como si nunca lo hubieras hecho antes. (Pausa)
Míralas y contémplalas.
Ahora, agradece. Agradéceles porque te ayudan a flexionar, a llegar a lugares que sin ellas no podrías.
Toma unos minutos y contempla toda tu zona baja, desde los muslos a los dedos de los pies. Reconócelos como tuyos, de nadie mas. Reconoce su belleza, escanea cada cicatriz en él, cada una tiene una historia que contar, cada celulitis, cada varices. Míralas con amor y aceptación.
Sigue respirando lento y profundo y toma conciencia de tu cintura, tus caderas, glúteos y zona pélvica. Comienza a masajear la cintura y poco a poco vas bajando hacia tus caderas. Si puedes, colócate en una postura que te permita masajear tus glúteos. Hazlo con conciencia. Permítete el placer de tocar tus caderas, haz, masajes que te hagan sentir bien, que se sientan bien y sé consciente de cómo te sientes en tu interior. Tú acariciándote y masajeándote. Sigue respirando lento y profundo (2 min)
Ahora contempla y agradece a tus caderas, agradece que llevan el peso de tu parte superior, que en ellas muchas veces se acumula el estrés, pero también es donde reposa la parte alta de tu cuerpo.
Continúa con la misma inhalación y exhalación lenta y profunda y ahora lleva tu atención al torso, a la parte superior de tu cuerpo. Acaricia y masajea tu ombligo, tus hombros, tus brazos, tus manos lentamente y a tu propio ritmo (pausa) al llegar a tus senos, detente y pon ambas manos sobre cada uno y acarícialos, mímalos. Toma unos segundos a tu propio ritmo y a tú tu manera, para masajearlos de forma circular. Siéntelos, concentra tu atención en ellos y contémplalos. (2min)
Coloca una mano sobre tu corazón y la otra encima de esta. Siéntete humildemente agradecida por este cuerpo físico que tienes y porque es este el instrumento que transporta tu alma. Con este te reconoces, con este te reconocemos todas.
Reconócete como mujer perfecta, distinta a las demás, única y especial. Agradece.
Agradece por tener brazos, manos y dedos para crear, cocinar, escribir y más. (Pausa)
Coloca tu mano izquierda en tu hombro derecho y tu mano derecha en tu hombro izquierdo. Abrázate, con ese abrazo cálido que le darías a una amiga, a una hermana, un abrazo sostenedor y cálido que te muestre, que no estás sola, que te tienes a ti misma, que es solo cuestión de escuchar la vos interior, que nunca te fallará.
Permanece unos segundos abrazándote y enviándote todo el amor que quieres recibir en este momento.
Acuéstate, toma una respiración lenta y profunda y por último, concentra tu atención en tu cara, tu cuello, tus cabellos. Pon tus manos en tus mejillas y sostenlas unos segundos. Sonríe y da gracias una vez más por ser quién eres, por la perfección hecha tú. Toca tus cabellos y reconócelos como tuyos, como un aparte de ti que te identifica y que nadie en el mundo tienen uno igual.
Sigue respirando y contemplando cada parte de tu cuerpo, recordando cada caricia, cada masaje, cada experiencia,,,,, y ahora solo ríndete a disfrutar de un momento de paz solo para ti, deja fluir. Relaja los hombros, los músculos de tu cara, coloca los brazos al lado del cuerpo con las palmas, mirando hacia arriba, cierra los ojos y relájate.
Repite en voz alta, diciendo tu nombre:
Yo——————me amo
Yo——————me acepto como soy
Yo——————soy perfecta.
Abrazos desde el ❤️